La mueble se hizo a la mar con viento a favor

LA MUEBLE, EL NAVIO

Por J. Reydecel Calderón O.

La estrella del norte era clara para los tripulantes y solo había que navegar al horizonte para alcanzar la alta mar. Había olas grandes, sin embargo, que golpeaban su estructura y la desequilibraban.

La mueble había crecido muy rápido y contraído créditos para adquirir su nuevo edificio, así como para  repararlo y adecuarlo para industria y comercio. Los donativos y apoyos que recibió de instituciones y de personas de buena voluntad no bastaron para comenzar la empresa de fabricar y vender.  Organizados ante hacienda como patrón con actividad empresarial conjuntamos las dos actividades.

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La buena voluntad

Por J. Reydecel Calderón O.

Un día del mes de mayo de 1979, quizá, Antonio Domínguez y un servidor, trabajábamos haciendo ladrillos  en los patios del Señor Rubén Peraza, padre de nuestro amigo y compañero del seminario, de igual nombre.  Nuestro trabajo ordinario era de peones en la construcción, en la obra, pero era muy intermitente la ocupación, en esos  intervalos, hacíamos ladrillos. Era una labor muy cansada. Separar la tierra a azadón, hacerla poza para batirla con agua, y de ser posible danzar en ella  remangados hasta las rodillas, con los pies descalzos, luego batir hasta hacerla moldeable…y dejarla descansar…

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