Carpintería de La Mueble en los ochenta: su abc y adn (parte 1)
Por J. Reydecel Calderón O.
Primera parte | 5/8 + 5/8 = 1 ¼”, no igual a 10/8, según la cinta de medir basada en el sistema que parte de la unidad de pulgada; es una operación que al principio se hace lenta y después se hace con la rapidez de la memoria y la costumbre. Para calcular el piezaje de una tabla se multiplica, el espesor: 1” X el ancho: 12”, X el largo: 96”, nos da: 1 152 “, que hay que dividir entre 144, para que se haga cúbica la medida, nos da: 8´piés cúbicos tabla. Pero para hacer sencilla la operación sin necesidad de un lápiz y papel, se hace así: 1x12x8, igual a 96”, entre 12”, igual a 8 piés cúbicos tabla. Para comprar la madera hecha tabla primero hay que calcular las medidas en base a lo que vamos a hacer, después cuidar que la madera esté lo más seca posible y derechita, sin botones, y saber la calidad y modo de expresarla, la dos y mejor es calidad de exportación; la número tres, es buena, no excelente, pero muy apta para hacer muebles; la número 4 es de mala calidad, pero si está recta es útil para hacer bastidores que luego se cubren con paneles de triplay o de otros .
Para trabajarla, lo primero es cepillarla, lo menos posible, hasta obtener caras limpias. Luego, alinear un canto y después una cara y escuadrarla. Obtenemos así una tabla recta y en escuadra. Que no se nos olvide pintarle la viborita con lápiz, una línea ondulada, del lado bueno , el limpio y escuadrado, a partir del cual se empezará a trabajar. Si las tablas vienen muy anchas y pesadas, lo primero será rajarlas, en medidas que se aproximen lo más posible a las proyectadas. Las sierras deben de estar muy limpias y afiladas con la trabazón indicada de los dientes y estar a plomo y en escuadra con la guía de metal o de madera del serrucho eléctrico. Curado el disco con petróleo o con diesel, igual que la superficie. Usar una guía arreadora para que la mano siempre esté lejos de la sierra y evitar accidentes. De ser posible usar lentes gogles para que las astillas que puedan salir a velocidad no dañen los ojos de quien opera. Nunca olvidar que un botón o nudo de madera duro puede hacer que el disco de corte choque y no pueda cortarlo haciendo que la tabla salga disparada en retro y golpear el estómago u otra parte del cuerpo según la estatura del operador. El paso siguiente será cortar en longitud de manera exacta a la medida indicada; para hacer bastidores la generalidad es listonear a 1 ¾” de ancho , aunque hay dimensiones diversas. Viene, luego, el momento de tramear, es decir, cortar a medida los listones de madera, para prepararlos para la espiga o el escoplo. Se tramea por lo general en un banco muy seguro con una mesa de superficies fijas lisas a escuadra con la sierra: una sierra radial con movimiento de vaivén transversal con capacidad de corte a 90 grados o a otra graduación, transversal, longitudinal, con inclinación, o sin ella. Un trosero, de corte unigradual, neumátaico, con corte de abajo hacia arriba, es muy útil para esta labor.
Con los tramos listos, el proceso siguiente es espigar o escoplear. El escoplo se hace en una máquina semiautomática con mesa fija a 90 grados o a los grados requeridos, horizontal o con inclinación. Con una broca de aproximadamente 7/16 de espesor, habilitada para entrar hasta 3”, en este caso solo 3/4 “, con movimiento oscilatorio hace perforaciones exactas. Se espiga en un trompo de alta velocidad circular con 3 hp. Para que el corte no astille. Hacemos una espiga intercalando entre dos fresas de diente de tungsteno, un anillo con la medida apropiada de espesor, en este caso 7/16, de medida un tanto inferior al escoplo, 1/32, quizá, para dar lugar al pegamento y dejar holgura que permita movimiento para escuadrar. Otras partes en el inter se habilitan en otras máquinas, si las patas llevan torneados, van a los tornos manuales. Si los frentes llevan figuras en curva van a la máquina sierracinta.
Armar es el culmen de estos movimientos; se realizan los ensambles por partes: frentes, trransfrentes, costados, cubierta y fondo, hasta formar el hexágono. Se escuadra y se relimpia pieza por pieza. Después de armado, escuadramos el mueble en frente y en cubierta y fondo, de modo que asiente bien y no quede “bailando”. Y está listo para forrarlo con paneles de triplay o de otro material. Pasa al área de lijado y después a pintura.
Martín Sierra Y Prisciliano Domínguez son los máistros maestros de la carpintería de mueblería del pueblo. Ellos planean y cuidan los procesos, materiales, herramientas y equipo humano. Carpinteros de oficio, de escuela y de gusto, son también técnicos en radio, electrónica y electricidad. Sus bancos y espacios de trabajo no solo los ocupan tablas de trazo, también radios, televisiones y motores de diversa capacidad. En sus orejas llevan el lápiz bien punteado y en sus manos llaves y pinzas de tipos y medidas varias. Mandil al pecho con la cinta de medir y alguna otra herramienta leve. Mecánicos prácticos instalan motores con bandas, rodamientos y chumaceras, que les puedan rendir las revoluciones requeridas, bien niveladas para que no vibren; en sus ratos libres revisan los sistemas mecánicos de las trocas, equipo de transporte, desde el frenado hasta el encendido. Hacen pailería con la madera, volúmenes, trapecios, dados, conexiones de más a menos. Trazan a escala o de uno a uno, según se requiera. Diseñan, corrigen, adaptan, hacen posibles las ideas y los sueños de fantasía en renders y dibujos en perspectiva, o en planta, o en alzado. Calculan las cantidades y las medidas, hacen las tablillas de triplay como hojas con las listas de las medidas y los peinazos y largueros por cortar. Los peinazos se espigan y los largueros se escoplan. Permean al taller un ambiente de técnica natural y hacen que la carpintería del pueblo sea una escuela con carácter universal de alto nivel creativo y técnico.
En un espacio de 12 por 30 metros, aproximados, de muros anchos de adobe, piso de concreto pulido y techo de cabrillas de madera cubiertas de lámina de acero, se ubican de modo planeado para trabajar en orden industrial, una sierra de corte de 12”, con motor de 5 hp, patentizada. Luego, un cepillo de 14” de ancho para madera aún sin trabajar, con motor de 5 hp. Un guillame o cepillo de 6” de alcance, con motor de 2 h.p. Una sierra transversal sobre banco con disco de 10”, 1 hp. Un trosero, con disco de corte de 12”, neumático. Un escoplo semiautomático oscilatorio de patente de 3 hp. Un trompo con mesa de 24” y motor de 5 hp. Para trabajo constante. Un router de pié, neumático, de patente. Un trompo de mesa de 18” y 3 hp. Sierracinta y dos tornos manuales, uno de 30” de alcance y otro de 12”. Una prensa manual para pegar tambores u otros paneles a estructuras de madera. Diversa y variada herramienta manual, routers, taladros, martillos, escuadras, cepillos, formones, esmeriles, piedras de afilar, sargentos cortos y largos, pulidoras, clavadoras y grapadoras neumáticas…
La corriente eléctrica que da fuerza y luz a estas máquinas y a este espacio es trifásica. El poder neumático viene de un compresor de varios caballos de fuerza que se protege de impurezas del aire y de golpes en un área especial de muros de adobe.
Con sus mandiles la juventud aflora en Sabino Medrano, Ismael Sustaita, Chacho Domínguez, Fernando Sierra, Juan Cruz, José Luis González, Cruz Hernández, Arturo González, Jaime Vázquez, Adolfo Decanini, Reydecel Calderón, Francisco Romero, Leonel Carrillo… En el taller de pintura, Mateo Padilla, Manuel Sifuentes, Lorenzo Hernández, Víctor ( no recuerdo su apellido, el cachuchas)… Con el tiempo estas plantillas habrían de crecer en personal, herramientas y maquinarias y en desafíos.
La puntualidad y la constancia son muy valiosas y se exigen por los máistros mayores , pero más por los compas de trabajo, el tiempo es de todos. La disposición, la buena voluntad, la generosidad, el deseo de aprender y de cuidar de uno mismo y de los demás. Las reglas de seguridad aprendidas sobre la marcha pero con mucha dedicación y regularidad y repetición: las manos firmes y fuertes sobre la pieza a cortar, a moldear o a cepillar, pero siempre lejos de las cuchillas o de los filos de las fresas; usar siempre los lentes, los arreadores…trabajar con las cuchillas de los cepillos bien afiladas para que no topen sobre la madera; muy común es vernos en los bancos usando las piedras de afilar, curarlas con petróleo y pasar sobre ellas en redondo a vuelta y vuelta la cuchilla asentada sobre su ángulo recto hasta tocar con las yemas de los dedos que el filo no se hubiera volteado y el ángulo siguiera perfecto. Pedir ayuda para maniobrar las piezas largas o muy pesadas, o de gran volumen. Cuidar la cintura, levantarse con la fuerza de las piernas, usar guantes en la medida de lo posible, cubrebocas…mantener limpia el área de trabajo, no fumar ni tomar alcohol, descansar, tomar agua…
La carpintería de entonces tuvo accidentes físicos dolorosos. Pese a todo. Pere, Chip, Pancho, el Flaco, perdieron uno, dos, y tres dedos de sus manos, en las máquinas trompo y en el guillame. El dolor de ellos atizó el fuego de sus fraguas individuales y familiares, acrisoló el oficio de la carpintería, y el oficio de vivir.
Más allá de la técnica, de la seguridad, de la creatividad, la carpintería del pueblo es humilde y refleja con luz el oficio de José y la pobreza de María y de Jesús.
En lo personal se siente y se respira tranquilidad. Se nota el buen ambiente