Adolfo Decanini: “Hablar de la Mueblería del Pueblo es hablar de valores”
Por Adolfo Decanini
Para mi experiencia personal y desde la Lealtad llegar a la Mueblería del Pueblo fue una continuación de mi experiencia de búsqueda de valores cristianos.
Un grupo de jóvenes tratando de encontrar formas nuevas de vivir valores cristianos: la justicia, el amor, la solidaridad, etc. Ese fue el comienzo de esa experiencia. Jóvenes tratando de ser obreros prestando un servicio a la comunidad con estructuras justas y relaciones humanas verdaderas, poniendo el dinero en segundo término, buscando principalmente la empatía y la solidaridad.
En este tiempo, la mueblería fue una experiencia única. Se hacía presente en la sociedad con nuevos valores, con nuevas formas de organizarse. Todos somos dueños de todo, igualdad en los salarios desde los administradores hasta la persona de intendencia. Nadie se sentía más y nadie era menos.
Una pobre empresa con ricos valores. Así creció y creció tanto que mantuvo a más de 30 familias directamente, más otros grupos colaboradores en trabajos complementarios y de la rama mueblera.
Sin duda, la Mueblería del Pueblo fue una escuela con riquísimas enseñanzas. La mayoría llegamos sin ser carpinteros y al poco tiempo ya nos considerábamos como obreros calificados en hacer muebles: recámaras, comedores, roperos, bases para colchones, cocinetas, closets, etc.
Teníamos una convivencia humana sincera, cada nuevo elemento aportaba sin duda el amor y la disposición para continuar con esta experiencia.
Después de un tiempo y ya lejos veo cómo la mueblería tenía tanta fuerza. Crecimos mucho en todos los sentidos, ya que cada miembro, aún sin entender el 100%, ponía su granito de arena.
Cómo olvidar tantas experiencias con cada uno de los compañeros. Convivencias que se han tatuado en mi corazón y mi conciencia.
No podré describir jamás tanto recuerdo bonito, pero sí recuerdo con gozo a cada un de los compañeros. Y les juro además que siempre intentaré repetir y multiplicar esta experiencia con otras circunstancias, pero con los mismos valores que procuro rijan mi vida.
Atentamente: Chip
que orgullo conocerlos a todos, haber crecido con esa idiologia, compartir esa filosofía y esa manera de reír en la vida. Qué orgullo tenerlos cerquita.