El León, ejemplo de la revolución que se hace en el trabajo y la comunidad

Por J. Reydecel Calderón Ochoa

— El Granma honrado se hubiera sentido de echarse a la mar llevando entre sus tripulantes aquella mañana lluviosa de noviembre a un hombre como El LEON; pero Leonel había nacido apenas hacía dos años en el pueblo de Namiquipa, Chihuahua, un día de mayo de 1954.

La vida era difícil en el campo y su familia emigró a la ciudad de Cuauhtémoc, Chih. buscando la oportunidad de ganar el pan con el sudor de su frente. Allí vivió su infancia y adolescencia, antes de emigrar de nuevo con su familia a la Ciudad de Chihuahua.

Llegó entonces a la naciente colonia Campesina donde desde muy joven hubo de embarcarse con otros obreros en el trabajo de la obra; allí aprendió el oficio de yesero, difícil y exigente, desde donde conoció el mundo, el submundo de la injusticia y de la periferia: había que trabajar, luchar y pelear para sobrevivir… había que pertenecer al grupo y saber compartir, compartirse.

En los convulsos años setentas Leonel conoció a un grupo que luchaba por hacerse de tierra para vivir en los límites del río Chuvíscar. Con ellos no solo logró la tierra sino el sueño de vivir en comunidad y de atender sus necesidades primarias de vivienda y alimentación.

Con ellos también conoció el oficio de la carpintería y compartió el reto de crear una economía sana y justa de la cual vivir.

Iniciaron entonces a ofrecer sus servicios y productos en la empresa que llamaron La Galera , primero, y después Mueblería del Pueblo, en la avenida Zarco. El grupo original se creó hace 45 años y en él compartían el trabajo y la vida, entre muchos otros, Leonel ( El León), Humberto Lozano, Lorenzo Armenta, Eduardo Salas, Reyna, Eustaquio Miranda, Pedro Trejo y sus familias y amigos.

Noble y soñador, Leonel, aprendió a leer y a escriibr en los tiempos libres que el trabajo de la carpintería le permitía y fueron sus maestros, los compas y las compas con quienes compartía sus labores: Adriana, Lety, kuata, Andrés…

Honrados de navegar con Mario Leonel en la revolucionaria tarea de lograr el pan de cada día con el sudor de nuestra frente, nos despedimos, sus compas del taller de carpintería del pueblo.

Un abrazo a su familia.

El texto fue escrito a propósito del fallecimiento de Leonel, quien murió en mayo de este año de 2021 en Albuquerque NM, donde vivía con su familia.