La belleza de un camino, trayectoria de un sueño

Por Humberto Lozano

2  LA BELLEZA DE UN CAMINO. Narrativa

Don Adalberto Almeida y Merino y su equipo me recibieron con los brazos abiertos y me apoyaron más allá de lo que yo pudiera imaginar. Solo tengo un inmenso sentimiento de agradecimiento a todos ellos.

Vino la etapa del Chapo Aguilar… Pedro Ortega y el barrio de San Pedro en el centro de la ciudad con la dirección del Padre Cereceres. Fue un año de grandes experiencias : la Juárez 1212 hasta que llegó el tiempo de la Ordenación. Lo que había vivido y la gente que había conocido me llevaron a replantearme de nuevo una forma de  Servicio. No se pudo lograr porque aun no era el tiempo. Rodolfo y Pedro se ordenaron y yo decidí seguir buscando pero ya fuera de la Institución. 

Ya en 1974 conocí un grupo de Delicias que tenía como centro de reunión una casa en la calle Ramírez en donde me recibieron con brazos abiertos y en donde conocí a Pedro Trejo. Platicando con Pedro coincidimos en inquietudes y nos animamos a formar una comunidad que fuera de acuerdo con esas inquietudes.

Fue entonces que conocí al grupo de la Campesina y eso me dio la oportunidad de conocer a Leonel… Inmediatamente simpatizamos y al estilo práctico y aventado de León decidimos irnos a vivir a la Alfredo Chávez. Empezó la Comuna Alfredo Chávez y se fueron uniendo amigos como Lalo y Reyna y gente de la misma colonia que simpatizaba con el plan. Aparece entonces Lorenzo Armenta que le puso alma, vida, corazón y formamos un equipo que además de realizarnos en comunidad en el barrio, soñamos con tener nuestro trabajo propio y poder hacer una comunidad laboral donde pudiéramos hacer las cosas a nuestra manera y no a la del patrón.

Nació el Taller Alfredo Chávez en el patio de la casa de León y empezamos a aprender carpintería haciendo puertas de spring y reparando talladores. Como no lográbamos mantenernos, decidimos unos de nosotros seguir en el trabajo salariado y apoyar a quienes se quedaban en el taller. Aprendimos y nos decidimos a fabricar una recámara que ofrecimos a las Mueblerías del centro …pero las condiciones eran muy desventajosas para nosotros y convenientes para ellos : déjala y cuando se venda te la pago y en abonos…

Aparece entonces Martín Flores que tenía buena experiencia en ventas y nació el proyecto de la Galera. Duró poco tiempo pues un conocido de Martín no empató con nosotros  y con todo y herramientas vas pa´tras… Viene entonces la esquina Zarco y 46 y nuestro errante taller va a dar a a la casa de Mundo Uranga quien nos recibió y nos dio todas las facilidades y hasta nos apoyó con su trabajo pues conocía el oficio al 100.

En Zarco y 46 nace Mueblería del Pueblo y empieza a crecer despacio pero constante. Las necesidades crecen y el taller se muda enfrente a una vieja propiedad de los Morales. Ahí tuvimos de nuevo más espacio y empezó a llegar gente con mucho conocimiento de trabajo. Trabajamos a gusto y había progreso y surgió la inquietud  de hacernos de un sitio propio de trabajo aunque tuviéramos que apoyarnos en el Banco. Fue entonces que encontramos la esquina Zarco y 42 y nos llenó el ojo pues tenía un frente amplio para exhibición y una nave amplia para el taller, además de espacios para almacenar muebles. Manos a la obra y conseguimos el préstamo del Banco y con la confianza de Don Juan el propietario, quien firmó las escrituras antes de recibir el dinero, se concretó la adquisición y a trabajar.

Martín Flores, por situaciones personales, optó por dejar la Mueblería y se enfocó en un nuevo proyecto. Fue entonces que para suerte de la Mueblería aparece el grupo Lealtad y se consolida una alianza. Esto vino a dar un gran impulso a la Mueblería del Pueblo y mayor estabilidad.

Nos animamos entonces a abrir un centro de ventas en el centro de la ciudad, en la zona mueblera y lo logramos con bastante éxito. Así “La Liber” se convirtió en una nueva trama de nuestro tejido. Pero con el crecimiento vienen las complicaciones y crecen los gastos y gracias a la valiente iniciativa de nuestras compañeras de trabajo, se abrió un tercer centro de ventas fuera de la ciudad, en Anáhuac, y también con éxito.

No quiero pasar por alto que la Mueblería del Pueblo recibió un importante apoyo de una Fundación. Este apoyo se destinó por completo a adquirir equipo para la fabricación de muebles y nuestro taller mejoró su organización e incrementó su capacidad de producción en serie con muy buenos resultados.

Pero como en todo, hay tiempo de vacas flacas así como de vacas gordas, y llegó el momento en que tuvimos que abrirnos al trabajo a particulares, pues a veces era difícil el financiamiento de la producción en serie cuando la venta era lenta y la recuperación difícil. Esto nos trajo oxígeno y continuamos…