De la mueble al taller, un camino de azares y decisiones…

Por J. Reydecel Calderón O.

—¡A la fregada con este mugrero de “no te enojes”! — Mateo agarró la tabla donde estaba trazado el juego de mesa, la aventó con decisión hasta el techo del taller y la quebró en pedazos; no era lunes, era un día entresemana.

—Enójense, si quieren, —dijo— aquí no venimos a jugar, venimos a chingarle, no a perder el tiempo jugando a esa chingadera, cabrones.

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Celebrar la celebración

Por Francisco Xavier Ortiz

Ir a la carpintería y pasar al lado de un serrucho eléctrico aserrando con su intenso ruido me sigue causando un discreto escalofrío que pronto pasa, pero que siempre ocurre. Es claro que el recuerdo de la niñez cuando perdí el índice de la mano izquierda en una sierra eléctrica, permanece… ¡cómo olvidarlo…!
Y sin embargo esa sensación siempre es superada cuando se aprecia todo el entorno que implica el trabajo y los resultados de un taller donde se desempeña el honorable oficio de la carpintería.

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La Carpintería del pueblo en los 90: De azahares y milagros (parte tres)

Por J. Reydecel Calderón O.

Trabajaba ese día soleado en el banco de madera que está al fondo del taller, ensimismado apenas alcancé a ver que alguien entraba por la puerta grande del taller abierta de par en par; con paso firme y marcado avanzó hacia mí:

—¿Qué haces?

—Solo termino este buró

—Y, después?

—No sé…pienso que quizá me deba de ir ya de este lugar…

—No…tus amigos nos hemos ido; pero confiamos en ti… ¡sigue adelante..!

Dio media vuelta y se fue, sin saludar y sin decir adiós, era Kuata, nuestra

Kuata Pérez…

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La carpintería de los años 80: su abc y adn (parte 2)

Por José Reydecel Calderón O. 

A medio día se cerraba el portón de madera del taller porque durante una hora  sería la red de la portería de futbol mientras jugábamos tercias a lo largo y ancho de la calle 42 y acueducto; deteniendo un poco el balón para que pasara un carro, o para que pasara una señora cargando su niño o llevando las tortillas de maíz de la tortillería contigua. Un balón largo de casi 20 metros de distancia rebotaba sobre el portón y a veces caía en el jardín de rosas y violetas de nuestra vecina viejita de enfrente; uno de nosotros debía de atreverse a pedirle que nos lo devolviera de buena manera, tardaba un poco, pero al fin nuestra  vecina  aparecía con una cara de  impaciencia  y de ya basta, y lo regresaba hacia el lado distinto del que lo pedía; injusto el momento, pero se repetía día tras día. Amigos de nosotros acudían con regularidad a la hora de jugar la cascarita. Sobre el pavimento de la calle, en el cordón de concreto o en los camiones estacionados se estrellaban los huesos de nosotros y los balones: más de una vez y más de unos de nosotros se fracturó un pie, una pierna, o se abrió la cabeza. Sudorosos, jadeantes, colorados, o pálidos, con camiseta o con el torso desnudo, volvíamos a las labores del taller, hacíamos fila para ir a tomar agua, nos secábamos el sudor y de nuevo abríamos de par en par el portón; el portón verde que ahora tenía una franja transversal blanca para marcar la altura reglamentaria de una portería de futbol.  La edad media de los integrantes del taller rondaría entonces en los 22 años de edad. Los máistros maestros mayores jugaban con ánimo. Las jóvenes de ventas y de la oficina, las bellas jóvenes, nos echaban porras desde la banqueta.

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Carpintería de La Mueble en los ochenta: su abc y adn (parte 1)

Por J. Reydecel Calderón O.

Primera parte | 5/8 + 5/8 = 1 ¼”, no igual a 10/8, según la cinta de medir basada en el sistema que parte de la unidad de pulgada; es una operación que al principio se hace lenta y después se hace con la rapidez de la memoria y la costumbre. Para calcular el piezaje de una tabla se multiplica, el espesor: 1” X el ancho: 12”, X el largo: 96”, nos da:  1 152 “, que hay que dividir entre 144, para que se haga cúbica la medida, nos da: 8´piés cúbicos tabla. Pero para hacer sencilla la operación sin necesidad de un lápiz y papel, se hace así: 1x12x8, igual a 96”, entre 12”, igual a 8 piés cúbicos tabla. Para comprar la madera  hecha tabla primero hay que calcular las medidas en base a lo que vamos a hacer, después cuidar que la madera esté lo más seca posible y derechita, sin botones, y saber la calidad y modo de expresarla, la dos y mejor es calidad de exportación; la número tres, es buena, no excelente, pero muy apta para hacer muebles; la número 4 es de mala calidad, pero si está recta es  útil para hacer bastidores que luego se cubren con paneles de triplay o de otros .

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El gran Juanito

Un barco frágil de papel
Parece a veces la amistad
Pero jamás puede con él
La más violenta tempestad

Porque ese barco de papel
Tiene aferrado a su timón
Por capitán y timonel
Un corazón, un corazón, mi corazón

Alberto Cortés

Por Lety Castillo

En 1985, a principios de marzo, inicié mis labores en la Mueblería del Pueblo y tuve oportunidad de conocer y descubrir que era posible construir un mundo nuevo y mejor. Ahí conocí a los compañeros que en anteriores escritos he mencionado, entre otros a JUAN ANGEL CRUZ ELORREAGA nuestro querido Juan Cruz quien ahora no está físicamente entre nosotros.

Juan llegó a la Mueblería del Pueblo, hoy Carpintería del Pueblo, junto con Monserrat Domínguez “Chacho”, hermano de Prisciliano Domínguez, “Prisci”, allá por 1981, invitados por el mismo Prisci, según su testimonio.

En mi primer día de trabajo en la Mueblería, recuerdo perfectamente la imagen de Prisci, sentado en una de las sillas que había en la oficinita que ocuparía yo. Muy serio, por cierto, y creo que a la fecha lo sigue siendo. Desde luego que a Chacho era difícil no localizarlo dado su carácter más “cascabelero”, así como a algunos otros. A Juan lo recuerdo como el que no intentaba sobresalir sino más bien el que hacía lo que se le pedía. Como él nos comenta; eran aprendices de carpinteros y después de 4 años, que fue cuando llegué yo, creo que ya habían aprendido carpintería, pero sobre todo habían aprendido de esa escuela de la vida que nos invita a ser mejores seres humanos y Juan lo aprendió muy bien sin hacerse notar.

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La mueble se hizo a la mar con viento a favor

LA MUEBLE, EL NAVIO

Por J. Reydecel Calderón O.

La estrella del norte era clara para los tripulantes y solo había que navegar al horizonte para alcanzar la alta mar. Había olas grandes, sin embargo, que golpeaban su estructura y la desequilibraban.

La mueble había crecido muy rápido y contraído créditos para adquirir su nuevo edificio, así como para  repararlo y adecuarlo para industria y comercio. Los donativos y apoyos que recibió de instituciones y de personas de buena voluntad no bastaron para comenzar la empresa de fabricar y vender.  Organizados ante hacienda como patrón con actividad empresarial conjuntamos las dos actividades.

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La buena voluntad

Por J. Reydecel Calderón O.

Un día del mes de mayo de 1979, quizá, Antonio Domínguez y un servidor, trabajábamos haciendo ladrillos  en los patios del Señor Rubén Peraza, padre de nuestro amigo y compañero del seminario, de igual nombre.  Nuestro trabajo ordinario era de peones en la construcción, en la obra, pero era muy intermitente la ocupación, en esos  intervalos, hacíamos ladrillos. Era una labor muy cansada. Separar la tierra a azadón, hacerla poza para batirla con agua, y de ser posible danzar en ella  remangados hasta las rodillas, con los pies descalzos, luego batir hasta hacerla moldeable…y dejarla descansar…

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