Las mujeres en la Mueblería del Pueblo: equilibrio natural

Por Leticia Castillo

Hace poco tiempo terminé de leer un libro de la autora Isabel Allende cuyo nombre es “Mujeres del alma mía”. Este libro habla sobre las mujeres que fueron importantes en la vida de Isabel y quienes han formado parte de sus novelas. Desde luego yo no soy novelista, pero sí me doy cuenta que he conocido muchas mujeres que como Isabel las podría llamar “Mujeres de mi alma” y quiero compartir a ustedes este escrito de las mujeres que a partir de la Mueblería del Pueblo fui conociendo y descubriendo la belleza envuelta en cada una de ellas.

Quisiera hacerlo en el orden que las fui descubriendo. Aunque ha pasado tanto tiempo ¡¡más de 30 años!!! continúan habitando en un espacio de mi corazón que yo lo llamo de “Infonavit” porque caben tantas y tantos…

Empezaré por nada menos que la Kuatita Pérez (qepd). Nuestra Kuata. Me atrevo a llamarla nuestra porque así era. La escribo con “K” porque así se firmaba ella “Kuata”.

En cuanto la conocíamos nos hacía sentir parte de ella y ella de nosotros. Yo creo que quienes se atrevan a leer este escrito de inmediato vendrá a su mente una mujer chiquita, pero de un ENORME corazón. Una mujer de la que siempre se aprendió. Abogada de profesión, pero nunca se tituló para trabajar en el servicio a los demás. Yo supe de la Kuata cuando era maestra en el CEG (Centro de Estudios Generales) por ahí estuvieron estudiando algunos seminaristas y exseminaristas amigos, entre ellos Reydecel, quien, según entiendo, también llegó ella a la Mueblería por invitación del mismo Reydecel.

Conocía de la existencia de la Kuata, pero nunca imaginé que la vida la iba a poner en mi camino y darme una maestra de vida genial. Una mujer con los mejores adjetivos que ustedes le quieran dar: solidaria, trabajadora, sencilla, compartidora, sonriente, amable, incluyente, decidida, tenaz, en fin, pueden ponerle todos los que gusten y faltarán. Casada con un personaje formidable, Luis Arturo Pérez, el “Chino Pérez” un hombre también con muchas cualidades y quien amorosamente apoyaba a la Kuata, su compañera, en todos los “entuertos” en los que andaba y que sentía debía resolver. Considero que la cercanía con ella me ayudó muchísimo a descubrir que la vida es para vivirla pero sobre todo para ser felices y así me lo decía “Venimos a esta tierra a ser felices” y ciertamente nunca la vi triste hasta que enfermó y eso,  cuando ya estaba muy delicada y aun así sacaba sus “charras” ya que su estilo campirano nunca lo dejó, tanto que cuando decidió dejar la Mueblería  se fue a vivir a una granja cerca de la ciudad para posteriormente trasladarse a uno de los ranchos de su papá y dedicarse a cuidar vacas, caballos, gallinas, patos, gansos, perros, etc.

En alguna ocasión tuvimos oportunidad de “acampar”, yo creo que más de 100 gentes de la familia mueblera, en este último rancho que habitó. Siempre sonriente y cariñosa con cada una de las personas que pasamos una noche lluviosa pero llena de momentos bellos. Era encontrarnos con la familia grande que siempre nos cobijaba y nuestra Kuatita haciendo que la cobija alcanzara para todos. Una mujer que le ponía el corazón a lo que hacía y desde luego que la “Mueblería del Pueblo” tiene ahí, en un lugar especial,el corazón de nuestra querida María Luisa Pérez Martínez “La Kuata”.

Continúo con Jaqueline Durán Barrios “Jaque”.  Todos la recordaremos como“ la comadre” ya que Jaque llegó creo yo a los 16 años y al poco tiempo nos enteramos que estaba embarazada y se convirtió en mamá de una preciosa niña a quien le puso por nombre Melissa y ¿qué creen? Todos los compañeros fuimos padrinos de su hija ya que su cariño era tan grande por todos que no podía escoger un solo padrino o una sola madrina del grupo…Así que en una posada en diciembre de 1985 se armó el bautizo en el mismo taller celebrada por un sacerdote jesuita amigo nuestro Carlos Casas, y desde ahí nos hicimos compadres y comadres de Jaque. Yo no conozco otro caso en el que un niño o niña tenga tantos padrinos y madrinas ya que en ese tiempo aparte del grupo grande de varones estábamos de mujeres: la Kuata desde luego, Julia, Rosy Contreras, y una servidora.

Jaque se casó con Jorge Rodríguez y actualmente los dos son Contadores Públicos de profesión. Tienen una nieta hija de Melissa y está por nacer otro nietecito.

Ella es otra de las mujeres de mi alma con quien laboralmente tuve mucha cercanía y con quien aún el corazón se acelera cuando nos llamamos o llegamos a encontrarnos en el camino.  Una mujer con quien aprendí que la vida la podemos hacer simple si queremos. Nuestros encuentros siempre serán para recordar momentos gratos y divertidos que gracias a su forma sencilla y humana de ser nos aligeró la vida a quienes convivimos con ella.

Julia Miranda Domínguez “July”. ¡¡¡Un encanto de mujer!!! Llegó gracias a Humberto Lozano “El Flaco” ya que era su vecina en la Col. Alfredo Chávez y la conocía tal vez desde niña. Llegó a apoyar en el área de ventas con un optimismo increíble. Con una hermosa sonrisa que lograba convencer a los clientes y era capaz de vender hasta el mueble que no había en existencia a través de una foto y poner al taller a fabricar dicho mueble. Una chaparrita de un corazón más grande que su estatura. Hija de Tomasita, quien también estuvo un tiempo colaborando en la cocina-comedor.

Julia no duró mucho tiempo soltera ya que al poco tiempo descubrió en el taller de carpintería, al ahora su esposo y compañero de vida Francisco Romero “Panchito”. Un hombre sonriente, trabajador, buena onda, y que a la fecha tienen una hermosa familia. Actualmente son papás y abuelos felices.

Rosy Contreras “Rosy”. Yo creo que Rosy llegó invitada por Humberto Lozano “El Flaco”. Ella es de Cd. Juárez y Psicóloga de profesión. Una chica chaparrita también, cabello poco rizado y largo, muy solidaria, sonriente y amante de la música de Joan Manuel Serrat. Colaboró buen tiempo en las ventas sobre todo en la sucursal de la calle Libertad. Una mujer muy soñadora y creo que sus sueños se cumplieron. Alguna vez la visité en Cd. Juárez y ya se había casado, contaba ya con 3 hijos y realizada en sus actividades de mamá. Fue por los años 96-98 y ya no volví a saber de ella, pero sí creo que dejó semillas fructíferas en cada uno de nosotros como compañeros de chamba y de vida.

Griselda Cervantes “Gris”. Gris. Una chiquilla que llegó junto con Jaque a hacer sus prácticas como ya lo había mencionado anteriormente. Aunque fue poco el tiempo que estuvo colaborando, ella ha seguido presente en los eventos que de una u otra manera hacen que nos encontremos ya que al igual que Jaque y las demás compañeras, se hermanó con el grupo mueblero. Actualmente está casada con Marco Mejía. Tiene 2 hijos Alba y José Marco) y 2 nietos.

MUJERES QUE SE DEJARON ATRAPAR POR LA MUEBLERIA DEL PUEBLO

Lorelei Servir Herrera “Lore”. Llegó invitada por mi, después de haber estado colaborando en la Sierra Tarahumara. A Lore yo la conocía desde mi anterior trabajo en la Procura cuando ella y su hermana Gaby iban a la Sierra. Dos hermanas preciosas que yo las veía como muñequitas de sololoy, con una delicadeza y una ternura para tratar a las personas que no me las podía imaginar trepando cerros. Iban a la Procura a llevar cosas para enviar a la Tarahumara. Así descubrí a estas dos hermanas, pero una de ellas “Lore” se dejó “atrapar” y tuvimos la suerte de trabajar de su mano en el proyecto de vida que era vender al pueblo lo que el pueblo fabricaba. Apoyó felizmente las ventas en la sucursal de la calle Libertad y siempre solidaria a lo que fuera. Como ella misma lo mencionó en su testimonio, apoyó en la parte de números y posteriormente en la campaña de ventas en Anáhuac, Chih, con la empresa Celulosa de Chihuahua. Fue un excelente enlace para este proyecto de ventas y a la fecha seguimos siendo grandes amigas que gracias a este caminar juntas nos hermanó para seguirle dando como dice Fernis Sierra; “sin rajar…” Compartimos tantos momentos juntas no solo en el trabajo sino en reuniones fuera de la chamba que con honor lo digo, era yo con quien “moralmente” podía salir a alguna reunión gracias a que su mamá depositaba toda su confianza en mi persona… Se convirtió en una antropóloga de profesión y posteriormente hizo su maestría en Antropología Social. Se casó con un hombre maravilloso en toda la extensión de la palabra el también antropólogo Doctor en Antropología Dr. Juan Luis Sariego Rodríguez (qepd).

Socorro Armenta “Soco”. Apoyó en el comedor como ya lo había comentado antes pero posteriormente se integró al equipo que hicimos Lore, Soco y yo para la campaña de Anáhuac. Una mujer callada, pero con una sonrisa muy bonita. Muy solidaria y dispuesta a lo que fuera tratándose de cargar y entregar muebles.  Cargaba martillo por si al entregar el mueble hubiese algún detalle que arreglar. A las esposas de los trabajadores de Anáhuac les impresionaba que al llegar a entregarles sus muebles nos preguntaban que quien iba a bajar los muebles de la camioneta que les comentó Lore nos prestó El Sr. Piñón y Soco de inmediato decía “nosotras” y las señoras abrían semejantes ojos al ver que no nos hacía problema cargar una base para cama o un ropero o un juego de comedor. Soco fue nuestro brazo derecho en esa inolvidable campaña. Estuvo casada con Lorenzo Armenta (q.e.p.d)  socio fundador. Tiene 2 hijos. Hori Albán y Abigail. No sé exactamente cuántos nietos a la fecha.

Ana Bertha Calderón “Tita”. Berthita Calderón como la llamo yo y tal vez muchos de los que la conocimos. Llegó también muy jovencita a apoyar en este proyecto. Colaboró en el área de ventas y administración. Hizo muy bonito equipo con Lore en la sucursal de la Calle Libertad. Una chica muy dulce, espigada y muy eficiente. De expresión serena y trasparente. En el corto tiempo que participó dejó su semillita. Posteriormente se fue a la universidad. Entiendo que también terminó la carrera de Contador Público y se casó con José Luis Carrasco (q.e.p.d.) un chico que me tocó conocer poco, pero siempre me pareció un hombre sencillo y amoroso. Tuvieron dos hijos que actualmente están con Tita.

Elsa García “Elsa”. Ella llegó de Colombia con su hija Alejandra de unos 8 años.  Se asilaron un tiempo en mi casa y un tiempo con su hermana. Surgió la campaña de Anáhuac, Chih. y la necesidad de una persona para encargarse de la tienda que se abriría en ese lugar y ella se apuntó a hacerse cargo de la sucursal yéndose a vivir a Anáhuac con su hija. El grupo la aceptó con gusto. Por varios años promovió con los campesinos aledaños a Anáhuac la venta de muebles fabricados por el taller de carpintería. Una mujer muy tesonera, de carácter fuerte, eficiente y de muy buen corazón. Logró mantener la sucursal por buen rato. En el 92 que dejé yo la Mueblería creo que todavía estaba al frente de la sucursal.

Su hija Alejandra se casó y tiene un hijo que la hizo actualmente abuela feliz.

ESPOSAS DE LOS COMPAÑEROS

Aquí hago mención a las esposas de los compañeros, ya que cuando yo llegué a la Mueblería, no sabía de su existencia física, hasta que nuestra querida Kuata Pérez, cual apoyadora de “las mujeres” empezó a promover el que se pudieran ir integrando o que los mismos compañeros las invitaran a las “posadas” que año con año se realizaban, así como a los días de campo, las “acampadas” y un proyecto que me marcó mucho que fue el de “autoconstrucción”. Ahí las mujeres “se la partían” a la par junto con los hijos juntando piedras o batiendo cemento o igual preparando comida para todos los que solidariamente nos apuntábamos a apoyar en el domingo de “colado” de techo de la casa de alguno de los compañeros.

Ofelia Gonzalez “Ofe”. La gran Ofe. Esposa de nuestro querido y entrañable Jaime Vázquez “La Liebre” (q.e.p.d.)

Ofe estuvo apoyando en las ventas de la sucursal de la calle Libertad.

Su precioso carácter y su sencillez hizo que fuera una excelente compañera de trabajo. Siempre sonriendo a la vida. También hizo equipo con Lore con quien posteriormente se dedicarían a tapizar salas. Ofe y Lore trabajaron unidas en este proyecto, ya en el taller de herrería de La Lealtad.  Un taller hermano, que tenía un espacio amplio y en el que los compañeros del mismo taller de la Lealtad las apoyaban con su troquita (creo que le decían “la pichirila”) para lo que se ofreciera en cuanto a la tapicería y entrega de las mismas salas.

Ofe, una mujer chiquita pero también grande en solidaridad, amor, entrega, de voz ronca y con una entereza que ya quisiéramos muchos. Su casa siempre estaba abierta para todos y ahí conocí a sus hijas Rocío y Julieta. Dos hermosas hijas que sé que ahora tienen hijos; nietos de Ofe.

En un tiempo me ayudó personalmente cuidando a Mary mi hija mientras yo me iba a chambear ya estando yo fuera de la Mueblería. Su alegría se la contagió a mi Mary porque a la fecha es una chica tan alegre como la Ofe y de ocurrencias ni se diga. Le dejó una semillita de amor y alegría a mi hija. Aquí hago un agradecimiento personal a Ofe.

Angela Muñoz “Angelita”. Esposa de Arturo González Hérnandez “El Foco”.

“Angelita” hace honor a su nombre. Es una chaparrita angelical, sonriente, solidaria, y amorosa con todos. Cuando yo llegué a la Mueblería, Angelita y El Foco ya tenían 5 hijos. Omar y Betty (ya fallecidos) eran cuates, Arturo “El Nene”,(fallecido.) Antonio Reydecel y Abel.

Me tocó asistir al bautizo de Antonio Reydecel y Abel invitada por mis ahora compadres “Foco y Angelita” y por Reydecel.

 El Bautizo fue en el taller de herrería de La Lealtad oficiada por un jesuita de nombre Félix Palencia. Recuerdo que es al único bautizo que he asistido con la informalidad formal que da la existencia ya que lo que realmente importaba en esa celebración era el sentido que se tenía el ser bautizados y lo que seguiría después de su bautismo.

Al poco tiempo nació Daniel “Dani”. Es el sexto hijo de esta feliz pareja. Recuerdo con alegría la “carrilla” que se le daba al “Foco” por aquello de que los compañeros le decían que ya había completado su serie de “foquitos”… Tanto que cuando Angelita estaba en el hospital con Dani recién nacido “La Liebre” decía … “Que no dejen entrar al “Foco” a ver a Ángela porque la vuelve a embarazar… ese era “Liebre”.

Unos meses después tuve la fortuna de que me pidieran “Angelita y Foco” el que fuera madrina de Daniel “Dani” su último hijo. Ni tarda ni perezosa les dije que sí. Me sentí muy alagada el que me hubiesen escogido para algo tan significativo en su vida y la de su hijo. El Padrino fue Reydecel y el bautizo de “Dani” fue en la misma carpintería, oficiada por el Padre Ricardo Robles, jesuita amigo y maestro de Reydecel y a quien yo también conocía de tiempo atrás.  Posteriormente las “chelas” que no podían faltar para tal celebración.

Angelita es una mujer que en lo personal admiro mucho. La vida, como pudieron ver, le ha jugado duro. Perder a 3 hijos ya jóvenes, de sus 6 procreados, debió ser algo no deseable para nadie, pero ella ha sabido tener la sabiduría de seguir la vida con la frente alta y la sonrisa fresca. Apoyada desde luego por mi compadre “El Foco” y sus tres hijos entre ellos mi ahijado Dani. Mis respetos para este par en especial para ella como mujer y mamá.

Sara Castañón “Sara”. Fue esposa de Manuel Sifuentes “El Jamelgo” (q.e.p.d.) y quien fue compañero de trabajo como carpintero y pintor.

Sara también participó en las ventas en la sucursal de la Calle Libertad junto con “Ofe”. Hicieron bonito equipo de chamba. Siempre solidaria y amable, ponía todo su empeño en su trabajo y siempre dispuesta a colaborar y aprender. Mujer emprendedora, tenaz, de carácter fuerte, pero de un gran corazón.

Un tiempo ella y su esposo Manuel estuvieron en el área de ventas en la tienda principal de la Zarco y 42a. 

Continúa siendo una gran amiga, y gracias a las redes sociales sigo en comunicación con sus hijos Erika y Neri quienes ya tienen hijos y en algunas ocasiones la he visto felizmente con sus nietos.

María Angélica Chavira “Mari”. A Mari la conocí antes de casarse con Fernando Sierra “Fernis,”. Debe haber sido en alguna posada o tal vez en el bautizo de Dani mi ahijado. Fue de las veces que Fernis llevó a Mari.

A Mari la recuerdo con la sonrisa a flor de piel. Una jovencita preciosa llena de ternura y quien al poco tiempo se convirtió en esposa de “Fernis”. Su boda fue en el mismo taller de carpintería. Las máquinas se guardaron y se instalaron mesas y sillas para la boda de Fernis y Mari. Esa boda la celebró el Padre Ricardo Robles, S.J. conocido por todos como “El Ronco”. Por eso creo que en el bautizo de Dani surgió el que fuera el Ronco quien celebrara su boda.

La ceremonia fue en un templo en la Col. Cerro de la Cruz que era donde vivía Mary.  Posteriormente la fiesta en la carpintería.

No puedo dejar de mencionar esta peculiar boda ya que nunca imaginé una “boda campal”.

Al ser la boda en el taller, ante la ilusión de Fernis de que su boda fuera en tan querido espacio, y ante la ingenuidad y buena voluntad de todos los que compartíamos el diario vivir, jamás imaginaríamos que algo pudiese ocurrir en una boda tan esperada por todos.

Nunca supimos en qué momento aparecieron en la fiesta un grupo de cholos llamados “Los Aztecas” quienes no supe el motivo por el cual empezaron a armar el desorden y a golpear a los compañeros entre otros a “La Liebre”. Algo que me llamó mucho la atención fue que “Ofe” su esposa, de inmediato entró al “quite” con una tabla de las cuales había suficientes y empezó a defender a su esposo, lo cual me pareció lo más factible. De inmediato nuestra querida “Kuata” se solidarizó con “Ofe” y cosa rara…la “Kuata” jamás usaba zapatos, menos de tacón alto…(desde luego por ser ocasión especial vestía ropa “nice” ya que ella y el Chino su esposo fueron padrinos de los novios. ) Siempre la veíamos con botas y ropa vaquera. Pues nuestra querida Kuatita se quitó su zapato y con el tacón del zapato lo usó como su arma poderosa para defender a los compañeros de los cholos indeseados.

No supe en que momento desaparecieron los novios (Fernis y Mari) afortunadamente

 Hubo que esperar a que se calmaran las cosas, poder sacar a los indeseables y cerrar el portón del taller y que todo volviera a la paz. Desde luego que en ese tiempo no existían los desechables ni los botes de cerveza. Todo en botella de vidrio, sodas, cervezas y vino. Al momento de el “todos contra todos” volaban las cervezas y los refrescos, chocaban en el aire a medio camino volviéndose aquello una alfombra de vidrios. Afortunadamente no hubo heridos de gravedad y al final quedaron las mesas y sillas que en su momento sirvieron de escudos y la mesa de los novios con el pastel intacto. Muy bonito pastel, por cierto. Al día siguiente que nos presentamos a limpiar el taller vimos el pastel y pensamos “pues vamos a partirlo”…, y ¡oh sorpresa!Nunca imaginamos que el pastel estaría tapizado de vidrios. Así que nos quedamos con las ganas… pero imagino que Fernis y Mary ya en su matrimonio han festejado con varios pasteles y en su hogar ha reinado la felicidad sin ningún “vidrio” que corte lo que con amor han fraguado. Son papás de 3 hijos y entiendo que tienen una nieta.

Elva Machuca “Elva” Esposa de nuestro querido Leonel Carrillo “El León” (q.e.p.d.)

A Elva la conocí seguramente en una de las posadas. Una mujer serena, sonriente y de una mirada muy bonita. Platicaba poco pero cuando lo hacía mostraba siempre su sonrisa.  La última vez que vi a Elva fue en una misa en la iglesia de la Col. Campesina, por el fallecimiento de su esposo Leonel. “Leon”.  Ellos vivían en la Col. Alfredo Chávez y entiendo que Leonel dejó la Mueblería para irse con su familia y trabajar en Santa Fe, Nuevo México. Tristemente Leonel falleció de Covid allá mismo y como es en estos casos, les fueron entregadas las cenizas de su esposo. Fue una misa de cenizas presentes ya que Leonel mismo les había pedido que si llegaba a fallecer en Estados Unidos quería que lo trajearan a Chihuahua a despedirse de sus amigos. Ciertamente era un hombre muy amigable y forjador de muchos deportistas sobre todo en el futbol. Elva, esposa de Leonel le cumplió su petición y apoyada por su hija Liliana trajo la urna con las cenizas de Leonel para que se le celebrara la misa.

Actualmente tengo comunicación por redes sociales con Liliana su hija y gracias a ella me enteré desde que Leonel estuvo en el hospital hasta su fallecimiento. Dos mujeres cumpliendo el deseo del esposo y papá.

Patricia Terminel “Paty” (q.e.p.d.) esposa de Reydecel Calderón.

A Paty me tocó conocerla antes de empezar mi participación en la Mueblería del Pueblo.

Paty llegó de Cd. Juárez junto con otras compañeras de escuela a prestar su servicio voluntario como maestras. Ella estuvo en una escuela albergue de rarámuris que el Padre Verplancken, S.J. párroco de Creel había fundado. Yo trabajaba en la Procura cuando Paty llegó a la Sierra Tarahumara. Nunca tuvimos mucho contacto, pero sí sabía de ella ya que teníamos amigos en común entre otros Antonio Domínguez “El Marras” y Reydecel. Recuerdo muy bien que uno de los últimos días en que iba a estar yo en la Procura al cerrar la puerta para salir, ella llegaba a la Procura a dejar alguna cosa y sabía que me iba a la Mueblería, cosa que a ella llamó la atención, aunque nunca supe por qué. Lo que si recuerdo de ella es que era una chica muy bonita, con pelo negro largo trenzado y usaba lentes, pero aun así dejaba ver sus ojos grandes y expresivos.

“Paty”, por amistad con Rey iba a la carpintería a hacer algunas manualidades muy bonitas. Siempre me llamó la atención su delicadeza para transformar pedazos de madera en cosas muy artísticas. Al poco tiempo se hizo novia de Reydecel y contrajeron matrimonio el cual también fue celebrado en el taller de carpintería, al igual que la boda de Fernis y Mari. Las máquinas para un lado y las mesas y sillas transformaron el taller en salón de fiestas. El Padre Juan Manuel Villalobos (q.e.p.d.) fue quien se encargó de hacer la celebración religiosa con la misma sencillez con la que los novios se presentaron a casarse. Su boda fue hacia el mediodía. Después de la celebración una rica comida preparada entiendo que por la mamá de Reydecel. Un 30 de junio si mal no recuerdo.

Paty duró 30 años casada con Reydecel hasta que enfermó y Dios la llamó un 12 de febrero de 2021. Durante estos 30 años Paty mostró su enorme cariño y amor por Reydecel. Renunció a los lujos para vivir como su esposo quería y donde él le podía ofrecer. Admiré la forma como fue sopesando los altibajos de la Mueblería en la que actualmente después de 40 años Reydecel perdura. Paty siempre solidaria y apoyando a Rey su esposo, quien sin querer queriendo se convirtió en el líder del taller, aunque su liderazgo ya lo traía de nacencia.

Posteriormente convivimos Paty y yo en algunas reuniones y no podía faltar la guitarra ya que Paty no solo sabía tocar la guitarra sino también cantar con una preciosa voz. Un deleite escucharla…Su “ramito de violetas” “el cenzontle pregunta por Arlen”, “el retrato de Manuela”… en fin tantas otras, que al igual, nos acompañaba tocando la guitarra a nuestras desafinadas voces.

Paty, junto con las demás compañeras antes mencionadas llegó a ser de las “Mujeres de mi alma” a quien admiré mucho por su profesionalismo, entereza y su capacidad para formar una familia centrada en el amor hacia los demás. Trajo al mundo a dos hijas mujeres (Paty y Ceci) que ahora son profesionistas. Paty maestra de preescolar al igual que ella, y Ceci es Psicóloga. Dos profesiones que tienen que ver con el servicio y ayuda al prójimo.  Q.E.P.D. nuestra querida Paty.

“Las Teres”. Teresa Villalobos y Teresa Acosta.

Tere Villalobos esposa de Chip Decanini.

A Tere la conocía de tiempo atrás,  ya que al ser hermana del Padre Juan Manuel Villalobos (q.e.p.d.) cuando yo estaba en la Procura, en algunas ocasiones me toco visitar a la mamá de Juan Manuel cuando él mismo me invitaba a la casa de Doña Licha (q.e.p.d.) mamá de Tere. Una señora que, quienes la conocíamos nos adoptábamos con ella. Tuve la oportunidad de viajar a la sierra con la familia Villalobos y ahí conviví con Tere y  Chip. Recuerdo que Tere estaba embarazada de Lari su primera hija. Un viaje el cual disfruté mucho. Muy liderado por Juan su hermano.

Tere al igual que las demás esposas, siempre solidaria con Chip . Una mujer muy trabajadora. Trabajó en el Hospital Central lo cual la convirtió en el “ángel” de todos, ya que sabíamos que si alguien se enfermaba y paraba en el Hospital Central estaba Tere para apoyar en lo que se ofreciera. Aunque su trabajo era administrativo buscaba la manera de ayudar ya sea para que el costo de hospitalización fuera menor o para conseguir un mejor trato o algún médico de confianza. Siempre amable y sonriente buscando hacer sentir bien a las personas. Amante de la lectura y las plantas. Tiene dos hijas (Larissa y Violeta) quienes ya están casadas y con familia, así que Tere es una “abuela feliz” con su “manojito de amor” como les llama a sus nietos.

Mi otra “Tere,” Tere Acosta. Es esposa del “maistro” Martín Sierra. Una mujer con una expresión muy fresca y de una belleza especial. De tez morena apiñonada. Siempre la vi sonriendo a la vida y creo yo que ella tenía mucho que ver en que al “maistro” Martin siempre lo vimos como un hombre feliz.

Tere trabajó en Farmacia Benavides, fue lo último que supe ya que alguna vez me la encontré ahí y eso me hizo darme cuenta de que ella como las demás esposas de los amigos han sido MUJERES que han aportado a la economía del hogar haciéndose solidarias con sus esposos. Tengo la sonrisa de Tere Acosta grabada en mi mente por siempre. Recuerdo con cariño a su hija Rocío, quien, cuando tuve mi despacho de contadora en la calle Doblado ella era mi auxiliar de contabilidad. Una chica tan eficiente como sus papás. Recuerdo que tienen otra hija Loreli y un hijo de nombre Abraham. Rocío se casó y Tere es una feliz abuela.

Guadalupe Ortiz, Esposa de Chacho y Guadalupe, Esposa de Lencho. Dos Lupes que, aunque no traté mucho sé que fueron y continúan siendo solidarias con los compañeros Chacho y Lencho.

No quisiera pasar de largo a dos mujeres de la Col. Lealtad, esposas de compañeros que estuvieron en el taller de herrería que anteriormente he mencionado.

Norma Nava, esposa de Carlos González y María Dolores López “Lola” esposa del Rafael Gastelum “El Vicky”.

 Ellas dos cada una en su tiempo me apoyaron personalmente ya estando yo fuera de la Mueblería en el cuidado de mis hijas apoyándome con una solidaridad increíble. Todavía recuerdo cuando nació Luisa mi primera hija Norma era algo así como mi asistente, diciéndolo de manera elegante, pero al final de cuentas las dos éramos unas primerizas en el cuidado de bebes ya que ella, aunque tenía algunos años de casada, no tenían familia, así que en cuanto Luisa “balbuceaba” corríamos las dos a ver que había que hacer… una linda experiencia para las dos. Al poco tiempo con júbilo nos comunica Norma que está embarazada diciéndome algo que me gustó mucho. Me dijo “mi matriz se puso celosa” así que voy a tener un bebé. Esta noticia nos puso felices a todos y posterior a ella llegó “Lola” la esposa de Vicky a tomar la estafeta y descubrimos a una mujer llena de ternura con una sonrisa hermosa y de una gran calidad humana. También igual que Norma no tenían familia y a los pocos meses también nos comunica que estaba embarazada tanto que nuestro querido “Liebre” con su estilo peculiar le empezó a dar “carrilla” a Felipe mi esposo diciéndole: “Pues que te traes que las mujeres que llegan a tu casa a ayudar a Lety se embarazan de volada…”  Adorado Liebre siempre con sus ocurrencias.

A ellas, así como a Irma esposa de Mateo quien también en un tiempo chiquito estuvo apoyándome, doy mi reconocimiento como MUJERES SOLIDARIAS.

MAMÁS DE LOS COMPAÑEROS Y COMPAÑERAS

Tomasita, mamá de Julia (July)

Doña Luisa, mamá de Reydecel (Rey)

Doña Vicky, mamá de los González (Ofe, Foco y Pere)

Doña Francisca, mamá de Francisco Romero (Panchito)

Doña Ana Elena, mamá de Lorelei (Lore)

Doña Socorro, mamá de Monserrat (Chacho) y Prisciliano (Prisci).

Doña Glafira, mamá de Ismael (el Monito)

Doña Hortencia, mamá de Juan Cruz (Tanano)

No puedo dejar de mencionar a mi mamá Doña Juanita, con quien yo vivía durante el tiempo que trabajé en la Mueblería y quien entendió, así como las demás mamás nuestras, el sentido que para nosotros tenía participar en este proyecto humano por excelencia.

Todas ellas mamás de muchos hijos, pero al final de cuentas MUJERES que en diversos eventos hacían presencia o su sola presencia invitaba a descubrir que las mujeres podemos ser forjadoras de hombres y mujeres de bien.

Finalizo agradeciendo a todas y cada una el haberme mostrado y compartido su ser de mujeres. Todas tan distintas, pero siempre con la actitud de hacer ese equilibrio que la misma naturaleza nos invita a vivir como seres humanos de ambos sexos.

DIOS BENDIGA A LAS MUJERES EN ESPECIAL A ESTAS “MUJERES DEL ALMA” QUE LA VIDA PUSO EN MI CAMINO.

¡GRACIAS SIEMPRE!

Lety Castillo